Límites para la diferenciación saludable

Esta Joya de Conexión está disponible en formato audio

Cuando aceptas hacer más cosas de las que puedes, o permaneces en relaciones en las que te tratan con crueldad con frecuencia, o cuando te escondes porque tienes miedo de que la conexión te sobrepase: en todos estos casos, puede que estemos en presencia de síntomas de una falta de diferenciación saludable.

Diferenciarnos de maneras sanas significa poder tener acceso tanto a nuestra autonomía como a nuestra intimidad en las relaciones. Cuando no tienes miedo de perderte a ti misme o de ser controlade por alguien, puedes permitirte sentir la conexión y la influencia profundamente y, al mismo tiempo, permanecer fuertemente conectate a tu propia percepción. La diferenciación sana o saludable también comprende otros aspectos como aprender a tolerar la falta de armonía, abrazar las diferencias, autorregularse y calmarse, ofrecer compasión y establecer límites. Nos centraremos en esta última habilidad, la de establecer límites.

Para entender qué es lo que realmente significa establecer un límite relacionado con una diferenciación saludable, puede ser útil entender las circunstancias históricas que no contribuyeron a ello.

Si tienes consciencia de que hay una lucha interna en ti cuando quieres establecer límites en pos de una diferenciación sana, es posible que al menos una de estas afirmaciones aplique a tu historia personal o tu vida actual: 

1 – Cuando eras niñe, alguna de las personas a cargo de ti te puso en el rol de “adulte” y te pidió que cuidaras de sus necesidades emocionales o físicas.

2 – Creciste con la sensación de tener que mantenerte alerta ante el conflicto, la violencia y el traspaso de los límites.

3 – Fuiste deliberadamente avergonzade por tener sentimientos y necesidades, o tu entorno ignoró o desestimó tus sentimientos y necesidades.

4 – Recibiste premios y gratificaciones por ser “ buene” de nike y pornegar lo que era auténtico para ti y favorecer lo que otres esperaban de ti.

5 – Te dejaron solo a cargo de tu propio cuidado, y con frecuencia. No habia nadie para reflejar tu experiencia de vida y ofrecerte compasión y celebración.

6 – Tuviste une hermane mayor de quien recibiste la experiencia de alguien que intentaba establecer poder sobre ti mediante la crítica, la exigencia, la intimidación o la violencia físicas.

Si tu tendencia a relacionarte creció a partir de alguna o más de una de estas experiencias, es probable que desconfíes de que sea posible la reciprocidad, y de que dude que tu experiencia auténtica pueda ser bienvenida por otres.

Estas creencias, así como las necesidades de seguridad, pertenencia y aceptación, conducen a ciertas formas de relacionarte que no apoyan una diferenciación sana, contigo y con otras personas. Estos son algunos ejemplos:

1 – Estableces contacto visual, y lo mantienes, con personas que no conoces demasiado.

2 – Permites que te den consejos o te brinden información, y te pones en posición de no saber, cuando en verdad sí sabes.

3 – Ignoras tu propia intuición o tus ideas con más frecuencia de lo que quisieras, para favorecer u oír otras.

4 – Cuando las otras personas tienen lo que percibes como opiniones fuertes o mucha claridad sobre lo que desean, retrocedes y te alejas de lo que tú quieres.

5 – Te dejas llevar por la atracción hacia otres y permites la cercanía emocional o el contacto físico antes de que se hayan ganado tu confianza.

6 – Tienes una sensación de entregarte a través del sexo o de ayudar a otres y luego te preguntas si te han usado o si te devolverán la ayuda cuando la necesites.

7 – Asumes que sabes lo que otras personas necesitan y lo ofreces antes de consultarlo.

8 – Te han dicho que compartes demasiado. No eres capaz de entender la diferencia entre compartir auténticamente y ajustar tu compartir a la altura de la situación.

Estos hábitos y modos de relacionarte probablemente hayan sido premiados en tu familia de origen. Por lo tanto, fueron adaptativos en su momento, pero ya no satisfacen necesidades para ti o para otres.

Las formas de sanación y las habilidades que ayudan a una diferenciación saludable son sutiles, numerosas y variadas. En este caso, veamos tres áreas de establecimiento de límites que podremos considerar para construir habilidades y conciencia:

1- Frena el impulso de “ayudar”

Nota tu impulso de ofrecer ayuda, de involucrarte, o de dar consejos o asesoramiento espontáneos. La verdadera ayuda hacia las otras personas consiste en estar receptive a sus necesidades y pedidos. Cuando hay falta de diferenciación saludable, la ayuda hacia otras personas responde con frecuencia a tu propia necesidad de conexión, pertenencia, aceptación e inclusión. La ayuda proveniente de este lugar es una suerte de “dar para recibir” inconsciente que no tiene que ver con la mutualidad auténtica. 

La próxima vez que notes el impulso de ayudar, de dar consejos, de asesorar, o de involucrarte, haz una pausa. Toma distancia físicamente dando un paso hacia atrás de la otra persona o del grupo. Balancea el peso de tu cuerpo desde el centro. Registra un ciclo completo de inhalación y exhalación. Invítate a observar con calma y a observar si hay alguien que te pida ayuda o que te involucres y, de ser así, ¿qué es exactamente lo que pide? Responde a los pedidos de ayuda o participación diciéndoles que les responderás más tarde. Cuando ya no estés en la situación, conecta con tus necesidades y prioridades y decide qué es verdaderamente auténtico para ti.

2- Controla el contacto visual

Eres tú quien decide hacia dónde fluye tu atención y energía. El amor y la compasión no tienen que ver con ponerte a sonreír y conectar con todas las personas. Mantener el contacto visual durante un momento prolongado y continuo es una invitación a la intimidad antes que la otra persona se haya ganado ese lugar. Toma tiempo parar reflexionar sobre tus elecciones de contacto visual antes que entres en contacto con un grupo de personas. Reflexiona sobre quién se ha ganado tu confianza por su amabilidad y respeto. Identifica a las personas que te atraen pero no se han ganado esa confianza. Identifica a aquellas personas que se hayan comportado de maneras que atendían a tus necesidades en el pasado. Toma una decisión, solo para esa ocasión, acerca de con quién establecerás un contacto visual por un tiempo prolongado, con quién por un tiempo breve y con quién no lo establecerás en absoluto.

3- Controla la interacción física

La interacción física es mucho más que el contacto. También comprende la postura corporal, el acto de seguir a alguien, de caminar con alguien, la proximidad, los gestos con las manos y las expresiones faciales.  Cuando haya contacto, observa la duración, frecuencia, y cantidad de contacto corporal, si es tenso o relajado y si es un contacto con movimiento o estático. La presencia o la falta de alguna de estas cosas define el límite que interponer con la otra persona.

Elige dos relaciones de tu vida: una en la que tengas la sensación de seguridad y previsibilidad, ya sea una relación íntima o no, y otra en la que sientas algo de confusión acerca de los límites. Puede que hayas rotulado el contacto en esa relación como algo “desagradable” o que te halles queriendo más contacto al tiempo que piensas que no deberías quererlo.

Luego reflexiona sobre cada una de estas relaciones desde estos tres puntos de referencia:

1 - ¿Cuáles son las posturas físicas típicas en ti y en la otra persona cuando están juntes? ¿Hay imitación con frecuencia o no la hay?

2 – A medida que las actividades o los temas cambian en determinada situación, ¿eres tú quien sem mueve de una cosa a la otra?, ¿te siguen o eres tú quien sigue a las demás personas?

3 – Cuando van caminando, o están de pie o se sientan, ¿qué distancia mantienen?, ¿es algo sistemático?

4 - ¿Qué tipo de gestos con las manos usa esta persona?, ¿entra la persona en tu espacio corporal cuando usa esos gestos?

5 - ¿Cuáles son las expresiones faciales más comunes?, ¿te parece que es una  expresión facial congruente con la situación o con sus palabras y lenguaje corporal?

6 – Cuando haya contacto obsérvalo en todas sus dimensiones: duración, frecuencia, cantidad de contacto corpotal, rigidez o relajación corporal y contacto fijo o móvil.

Dentro de estas tres categorías en modos de relacionarse, hay mucho para observar y dar seguimiento. Si no creciste rodeade de personas que fueran tu modelo de diferenciación saludable y te apoyaran para encontrarla, es probable que te beneficies de enseñarte a ti misme y de aprender de otras personas estas maneras de relacionarse de manera explícita y detallada.


Práctica

Toma un momento ahora para elegir alguna de las prácticas sugeridas y practícala durante la semana que comienza.