Aprende a distinguir la diferencia entre la autorresponsabilidad y la autonegación alienante

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En toda comunidad sana y en toda relación satisfactoria, una parte importante es experimentar de forma continua la colaboración y la interdependencia. La alegría y la efectividad de la colaboración y la interdependencia se basan en que cada quien asuma su autorresponsabilidad. Dentro del marco de trabajo del Diálogo Consciente y Compasivo, la autorresponsabilidad consiste en notar las cosas que te ayudan a prosperar, actuar en consecuencia y hacer pedidos al respecto.

Por otro lado, la autonegación alienante, se compone de una serie de hábitos reactivos que te ponen en modo supervivencia. Lo que sucede es que niegas tus necesidades y deseos siempre que no estén alineados con cómo manejas lo que entiendes como supervivencia o seguridad. Cuando estás en este patrón, no ves a las personas como potenciales fuentes de apoyo; de hecho, con frecuencia ni siquiera sintonizas con ellas. Te ocupas tanto de cuidar de las cosas en tu lista de tareas que te olvidas de mirar a tu alrededor e invitar a otres a tu mundo. Te perciben como una persona fría y que suena algo desagradable. Cuando alguien intenta ayudarte o te ofrece una idea para colaborar, tu mente se enfoca en lo que pueden hacer mal o por qué lo que ofrecen no va a funcionar. Los ofrecimientos de apoyo también pueden percibirse como expresiones de duda a tus capacidades. Por ejemplo, si alguien te pregunta si puede ayudarte a cocinar, puedes imaginar que lo pregunta porque no le gusta cómo cocinas. Quizás también pienses que cocinar con alguien hará el proceso menos eficiente y por lo tanto prefieras que no te ayuden. Constantemente eliges la eficiencia y la practicidad por sobre la compañía y la conexión. O quizás divides tu tiempo de forma tal que la cocina y la compañía no van de la mano. En resumen, el patrón de autonegación alienante te ciega ante la posibilidad potencial de satisfacer necesidades y de recibir apoyo (apoyo que, de hecho, ya está presente).

Este patrón reactivo generalmente surge a partir de experiencias de vida tempranas en las que no recibiste compañía cuando necesitabas apoyo físico, mental, emocional o espiritual. Una situación que se repite con frecuencia es la de hermanes mayores a quienes se alienta a que dejen de lado sus necesidades en pos de las de sus hermanes menores. Si tus necesidades fueron ignoradas, es probable que hayas desarrollado la creencia central de que las personas nunca te brindarán apoyo, y que entonces hayas dejado de buscar ayuda y dediques un gran esfuerzo a lograr todo por ti misme.

Si esta creencia central queda sin revisar, actúa como un filtro a través del cual experimentas tus relaciones. El resultado es que, aunque quizás disfrutes de tus capacidades en muchas áreas, también te das cuenta de que te la pasas quejándote de tener que responsabilizarte de todo, de que tu pareja y tú viven vidas paralelas, de que les otres nunca hacen las cosas bien y de que no tienes a nadie que acompañe en este mundo.

Liberarte de este patrón es aprender a buscar el apoyo de las personas y confiar en él. Puedes comenzar dando pasos extremadamente pequeños, como dejar que alguien te abra la puerta o pedir ayuda para llevar las bolsas de la compra. También puedes realizar prácticas específicas durante un día o una semana por vez, por ejemplo:

  1. Responde “sí” a cada oferta de ayuda.

  2. Haz un pedido de ayuda a diario.

  3. Al finalizar cada día, escribe sobre el apoyo que recibiste.

  4. En lugar de preguntarte si “necesitas ayuda”, pregúntate si recibirla puede traerte alegría y conexión.

  5. En el momento en que estés aceptando ayuda, presta atención a lo que está pasando: ¿te preocupa ser una carga?,¿la otra persona se ve satisfecha?, ¿hay más conexión?, ¿estás apurandote para terminar?,¿te estás enfocando en lo que no está del todo bien?.

  6. Cuando alguien propone un plan, trata de entender qué es importante para esa persona y cuáles son sus anhelos, antes de sumergirte en los detalles prácticos. 

  7. En lugar de hacer un “divide y triunfarás” a la hora de ir de compras con tu pareja o con quien compartas la casa, háganse compañía y disfrútenlo.

  8. Reflexiona sobre los momentos en que sí disfrutaste la colaboración y haz una lista de qué cosas te ayudaron a confiar.

  9. Revisa varios aspectos de tu vida (la salud, el dinero, la carrera, la mapaternidad o crianza, la creatividad, las tareas del hogar, la diversión) y pregúntate en donde estás dispueste a experimentar haciendo pedidos de apoyo o colaboración.

  10. Una vez al día, cuando tengas el impulso de irte sole, por tu cuenta, y concretar las cosas, haz lo opuesto y dirígete hacia la conexión con alguien.

  11. Durante un día, ten la intención de recibir a quien ingrese a tu espacio en silencio y con una pequeña sonrisa.

  12. Durante una semana, comienza cada interacción con la celebración de algo por lo que sientas gratitud.

Ya sea que este patrón de reactividad te surja o no, el hecho de prestar atención a la interdependencia constituye una parte esencial de la creación de un mundo en que todos los seres vivos puedan prosperar en medio de la seguridad y el bienestar. Que tu intención sea buscar oportunidades para crear y afirmarte en el flujo del dar, recibir y regalar. Ofrece calidez. Pide apoyo. Enfócate en la gratitud.

Práctica

Esta semana elige una práctica de la lista de 12 puntos mencionada anteriormente y llévala adelante.