Cómo distinguir la valoración de los elogios y encontrar conexión

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La valoración consiste en darse cuenta de lo que funciona y decirlo en voz alta con más frecuencia que expresar lo que no funciona.

Valorar es una forma de retroalimentación positiva que utiliza términos claros y específicos para expresar lo que funciona. No se trata de reforzar la autoestima de alguien ni de elogiarle. Por otra parte, la práctica de la valoración sienta las bases de unas relaciones florecientes y de colaboración. Apoya la capacidad de afrontar los desafíos con habilidad y gracia, y contribuye a la resiliencia al crear un sentimiento de confianza en que se reconocen las buenas intenciones y las contribuciones efectivas de cada persona. 

El agradecimiento como forma de expresión honesta probablemente cambie la definición de la valoración tal y como la conoces. Cuando la mayoría de la gente oye la palabra "valorar", piensa en elogios. Ejemplos de elogio son decirle a alguien lo genial que es, hacerle un cumplido y asignarle etiquetas positivas como "persona amable", "buen padre" o "gran trabajador". Los elogios y los juicios positivos (o etiquetas) suelen ser formas de celebración, pero resultan problemáticos por dos razones. En primer lugar, los juicios son estáticos y simplistas y no pueden representar todo lo que eres: un flujo siempre cambiante de vitalidad dinámica. En segundo lugar, es posible que hayas experimentado los elogios como una forma de manipulación, un intento de moldear tu comportamiento o un medio para repartir premios y castigos. Ambas son estrategias trágicas que interfieren con tu capacidad de escuchar a la otra persona y recibir su expresión de valoración. 

En Diálogo Consciente y Compasivo, la palabra "valoración" se utiliza como sinónimo de "agradecimiento". En este contexto, cuando compartes una valoración, expresas gratitud por algo que una persona en particular ha hecho para contribuir a unas necesidades tuyas o de otras personas. Escuchar a alguien ofrecer valoración es realmente escuchar su experiencia de algo que hiciste, no su opinión sobre ti. En un sentido fundamental, cuando alguien te agradece, no se trata de ti. Te ayuda a conocer a la persona que te ofrece su gratitud y a saber cómo contribuir a su vida. 

Veamos un ejemplo de elogio y cómo puede desencadenar la desconexión. Hace poco observé la interacción entre una madre y su hijo adulto. Estaba claro que la madre se preocupaba por su hijo y deseaba desesperadamente conectar con él y contribuir a su bienestar. La estrategia de la madre para ello consistía en elogiar profusamente a su hijo por cosas mundanas, especialmente por lo que ella pensaba que debería estar haciendo. La oí decir cosas como: "Es la vez que más ejercicio has hecho en mucho tiempo. Es estupendo". Las palabras generales de elogio, como “genial”, “ordenado” y “estupendo”, eran habituales y a menudo iban acompañadas de más emoción de la que parecía corresponder a la situación. Una y otra vez observé cómo el hijo se tensaba y se paralizaba ante los elogios de su madre. 

Para él, era un desafío. Por un lado, parecía recibir una atención positiva. Por otro lado, no satisfacía sus necesidades de ser visto con referencia a lo que él valoraba. No encontraba la forma de decir que no le gustaba lo que decía su madre, porque su madre era muy "positiva". El mensaje implícito que recibía el hijo era que debía comportarse de una determinada manera para “hacer feliz” a su madre y que no había lugar para lo que a él le importaba o lo que era auténtico para él. 

En momentos así, lo que queremos es poder liberarnos de este tipo de trabas. Esto significa aprender a interrumpir los elogios de una forma que promueva la conexión. Aquí tienes algunas cosas que puedes decir para interrumpir el elogio y crear conexión: 

  • Algo de eso funciona realmente para ti, ¿eh?

  • Mm, al oírte decir eso, noto que me tenso. ¿Podrías ayudarme a entender lo que quieres decir?

  • Te oigo decir que fue genial. ¿Qué es lo que funciona para ti en esto?

  • Cuando te oigo decir eso, creo que significa que quieres que sea o me comporte de una determinada manera. Entonces me desconecto o quiero hacer lo contrario. Me gustaría que me aclararas lo que intentas expresar. ¿Estarías dispuesta a hablar de cómo te afecta (tus sentimientos y necesidades) en lugar de hablar de mí y mis acciones?

  • Parece que hay algo que te ha gustado mucho de lo que he dicho. ¿Es eso cierto?

  • ¿Qué fue importante para ti de lo que hice?

  • Cuando me dices que soy un gran padre, supongo que hay algo específico que has notado que aprecias o valoras. ¿Qué viste?

  • ¿Qué necesidad se cubrió para ti cuando hice eso?

  • ¿Te dio una sensación de (completa con la necesidad universal satisfecha) _____?

  • ¿Te sientes muy feliz por ello?

  • ¿Te sientes (rellena tu suposición sobre el sentimiento vivo en esa persona)_____?

Hacer distinciones entre valoración y elogios puede parecer un poco tedioso si estás intentando averiguar cómo hacer las cosas "bien". Pero cuando lo abordas con la intención de permanecer en conexión contigo y con la otra persona, puede convertirse en un alegre proceso de descubrimiento.


PRÁCTICA

Esta semana, fíjate en cuándo das o recibes elogios. Haz una pausa y comprueba contigo o con la otra persona los diferentes elementos para convertirla en una valoración: la observación (qué es lo que se hizo o dijo que contribuyó a la vida), el sentimiento (cómo te sientes o cómo se siente la persona ante eso), y la necesidad satisfecha a través de lo que se hizo o dijo.