Cómo responder a las críticas en el trabajo y en casa

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Incluso cuando estás en tu centro y tienes confianza en ti, las críticas pueden doler. A diferencia de la retroalimentación útil, la crítica suele emitirse con un tono de voz irritado, contener juicios, referirse a lo que no se quiere que pase, en vez de a lo que sí se quiere, y tener energía de exigencia. Por el contrario, la retroalimentación útil tiene un tono de cuidado, es específica, se refiere a lo que sí se quiere que pase e invita a la colaboración.

Cuando escuches una crítica, date unos instantes para recibir el dolor que te produce. Reconócelo internamente o en voz alta con un "auch". Respira hondo y despacio para aliviar la inevitable tensión. Utiliza tu ancla para enraizarte. Pon tu atención en las sensaciones corporales durante un momento o dos, luego conecta con tus necesidades. Las necesidades más comunes que surgen cuando uno escucha una crítica son de amabilidad, calidez, respeto, aceptación, consideración y seguridad. 

Esta práctica de autoempatía es necesaria para evitar la escalada reactiva. Significa que no respondes inmediatamente a la persona que ha emitido la crítica. Tú eliges cuándo y cómo respondes. Si te preocupa que tu silencio se interprete de un modo que estimule aún más a la otra persona, puedes pedir una pausa diciendo algo como: "Dame un momento para procesar lo que dijiste". O: "Auch, eso dolió. Necesito un momento". O: "Eso que te escucho decir no funciona para mí. Voy a tomarme unos minutos antes de responder para no estar en reactividad".

Una vez que estés en tu centro y tengas acceso a tus habilidades, puedes tomar una decisión sobre cómo quieres responder. En un nivel básico, tienes al menos tres opciones: 

Expresión honesta con un límite que pone fin a la interacción

Expresión honesta que invita al diálogo

Empatía que invita al diálogo

  • Expresión honesta con un límite que pone fin a la interacción: en el trabajo y en casa

Con cualquiera de las opciones de respuesta, los matices en la forma de abordarlas dependen de la confianza y nivel de conexión que tengas en la relación. Por ejemplo, si ofrecieras una expresión honesta y un límite en una interacción con alguien que lidera tu equipo o tiene un rol de autoridad en tu trabajo, podría sonar así: "Me he quedado en blanco y no logro procesar lo que dijiste. Voy a hacer una pausa para ir al baño y vuelvo enseguida". Esta respuesta para el ámbito laboral tiene vulnerabilidad limitada, pone fin a la interacción de forma no reactiva y ofrece respeto al indicar la inmediatez de tu regreso.

En el caso de tu pareja o una persona de tu familia, puedes ofrecer más vulnerabilidad y tomarte más tiempo para centrarte, dado el nivel de conexión y la profundidad de la relación. Podría sonar así: "Auch, eso dolió. Valoro escucharte y también valoro la amabilidad y la consideración. No tengo disposición a hablar de esta manera. Estaré disponible para hablar de ello después de cenar e intentarlo de nuevo".

  • Expresión honesta que invita al diálogo: en el trabajo y en casa

La expresión honesta que invita al diálogo conlleva algo más de vulnerabilidad y es un poco más específica. Por ejemplo, en el trabajo, con la persona que tiene más autoridad formal que tú, podría sonar así: "Este tipo de comentario no funciona para mí. No atiende mi necesidad de respeto. Me gustaría entender lo que quieres que haga para poder hacerlo. Por favor, dime exactamente qué quieres que haga".

Este movimiento para llegar a un pedido específico y factible es lo que más puede funcionar dentro del ámbito laboral. Tu decisión de incluir tu(s) necesidad(es) insatisfecha(s) depende de si eso va a contribuir o no a tu sentido de respeto hacia ti y a la conexión en el diálogo. Es probable que una persona en rol de autoridad al escucharte plantear una necesidad de respeto o amabilidad lo reciba como una crítica, lo que podría aumentar la reactividad. En ese caso, puede servir no nombrar las necesidades en forma directa sino implícita. El uso de una necesidad implícita podría sonar así: "Cuando te escucho decir eso, se me nubla la mente y me cuesta asimilarlo. Quiero escucharte y tener claridad sobre lo que necesitas (aquí, además de claridad, está implícita tu necesidad de contribución y también de consideración). ¿Podrías decirme exactamente lo que quieres que haga?".  

La expresión honesta que invita al diálogo con la pareja o un familiar es más vulnerable y conlleva un pedido de conexión más que un pedido de acción. Podría sonar algo así: "Cuando te escucho decir eso, realmente me duele. Me importa escucharte (necesidad de entendimiento y conexión) y también me importa que nuestras interacciones sean cálidas y amables. ¿Podrías decirme qué me estás escuchando decir?" Este pedido de conexión baja el ritmo del diálogo, lo que ayuda con la reactividad. También invita a la otra persona a conectar. Al pedirle a la otra persona que conecte con el impacto de sus comentarios en ti, su corazón puede ablandarse y será más probable que tenga disposición a cambiar su forma de hablar. Entonces podrás escuchar lo que realmente le gustaría que escucharas: sus propios sentimientos, necesidades y pedidos.

Poder hacer esto supone que la vergüenza y la actitud defensiva no se han apoderado de la situación. Si aparecen vergüenza y una actitud defensiva, la otra persona no podrá reflejar lo que ha escuchado, sino que escuchará tu petición como una prueba. En este caso ofrecerle la seguridad de que realmente quieres conectar con amabilidad y escuchar lo que tiene que decir puede ayudar a que el diálogo continúe. También es útil practicar los pedidos de conexión cuando no hay reactividad. Crear el hábito de hacer pedidos de conexión en tus interacciones con otras personas te ayuda a afrontar los momentos estresantes con facilidad. Adicionalmente, si la otra persona está acostumbrada a recibir tus pedidos de conexión, se le hará más fácil volver a centrarse y a conectar incluso en un momento de reactividad.

  • Empatía que invita al diálogo: en el trabajo y en casa

Toda crítica es una expresión trágica de sentimientos y necesidades insatisfechas. Cuando recuerdas esto, sabes que la crítica no tiene que ver realmente contigo. Esta conciencia te permite ofrecer una suposición empática. Una suposición empática invita a la otra persona a conectar con su propia vulnerabilidad y contigo. Ofrecer empatía no significa que la otra persona vaya a responder amablemente o que tenga la disposición a conectar con sus propios sentimientos y necesidades. Tu suposición empática es simplemente una invitación y una expresión de tu cuidado y curiosidad por la experiencia de la otra persona. También es importante que recuerdes que el ofrecer empatía no significa que estés de acuerdo con sus opiniones ni con su comportamiento. Simplemente estás tratando de conectar con su corazón, desde el tuyo.

En interacciones menos íntimas, como en el lugar de trabajo, las suposiciones empáticas son más eficaces para crear conexión cuando se centran en sentimientos socialmente aceptables o no incluyen sentimientos en absoluto, sino que simplemente se refieren a necesidades. Por ejemplo, cuando la persona en rol de autoridad hacia ti critica algo, tu suposición empática podría sonar algo así: "Parece que encontrar este error fue realmente frustrante y te gustaría que el trabajo fuera más eficiente. ¿Es eso?" o  "Quieres que esto sea más claro, ¿es eso?".

Suposiciones empáticas para un miembro de la familia o la pareja podrían incluir todo el espectro de sentimientos y necesidades en función del nivel de vulnerabilidad en el que se suele desenvolver esa persona. Por ejemplo, si te dicen: "Nunca me escuchas…", tu suposición empática podría sonar algo así: "Parece que hay algo que realmente quieres que escuche y que no estoy captando como te gustaría, ¿cierto?".

Cuando una suposición empática ayuda a que el diálogo avance hacia la conexión, el tono de voz no suele ser lo primero que cambia. En su lugar, busca un cambio en la respiración, una crítica más específica (una crítica específica es un poco más vulnerable que una crítica general porque revela el momento del estímulo), más contacto visual o un poco menos tensión en los hombros o la cara. También te invitamos a recordar que no hay garantía de que tu disposición a ofrecer empatía tenga un impacto en la otra persona. Y que cuando ofrecemos empatía, no lo hacemos buscando un resultado en la interacción o en la persona, sino para estar en integridad con nuestros valores y vivir desde el corazón.

En general, la crítica es una respuesta reactiva al malestar. Quien critica aún no es capaz o no tiene disposición a estar con su propia experiencia y a responsabilizarse por sus necesidades. Cuando respondes a esa crítica con habilidad, no sólo te cuidas a ti, sino que también das a la otra persona la oportunidad de aclarar lo que necesita y pedirlo de forma constructiva. De esta manera, en lugar de que la relación se vaya desgastando, abres una puerta a que se fortalezca la conexión y el entendimiento entre ambas partes.


PRÁCTICA

Toma un momento para recordar la última vez que alguien te criticó. ¿Cómo habría sonado cada una de las tres respuestas en esa situación? Recuerda que puedes optar entre:

Expresión honesta con un límite que pone fin a la interacción

Expresión honesta que invita al diálogo

Empatía que invita al diálogo

Si te animas, puedes escribir tus respuestas en un diario, o practicarlas con una pareja de práctica en un juego de roles, para ayudarte a tener más claridad y experimentar cómo te sientes al probar estas nuevas maneras de responder. Así la próxima vez que percibas una crítica podrás tener más acceso a estas nuevas opciones.