¿Puede la vergüenza ayudar a asumir responsabilidad?

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A menudo se cree que la vergüenza motiva el cambio y, por lo tanto, es una forma de crear responsabilidad. Se piensa que si se avergüenza a alguien lo suficiente, querrá cambiar su comportamiento y convertirse en una mejor persona. Por desgracia, es una estrategia trágica.

Sentir vergüenza y ser avergonzad@ por las demás personas suele dar lugar a comportamientos reactivos como retraerse, apagarse, defenderse y atacar. El atascarse en la vergüenza consume los recursos emocionales y físicos que la persona necesita para hacer cambios reales que apoyen la verdadera responsabilidad.

Incluso si la persona en apariencia lograra hacer un cambio, se quedaría con esa sensación de “no valía” que le impide vivir en autenticidad y bondad, y que muchas veces viene acompañada de resentimiento y odio. De acuerdo a diferentes investigaciones y autores, entre otras personas, Liv Larsson, James Gilligan y Boris Cyrulnik, la vergüenza no procesada puede ser un motor de la violencia. 

Intenta reflexionar sobre tu propia experiencia de vergüenza y comprueba cuántas veces te ha impedido arriesgarte a intentar o a sostener hacer algo diferente. La transformación y el cambio requieren apoyo emocional, como que te vean y te veas tú como una persona intrínsecamente buena y capaz de cambiar.

La contribución de la vergüenza a la asunción de responsabilidades funciona como una alarma de falta de integridad. Cuando surge la vergüenza, suele ser porque te has comportado de una manera que no está en sintonía con cómo te ves como persona o con quién quieres llegar a ser. La vergüenza te hace saber que has actuado de un modo que no está en armonía con tus valores. Comprender la vergüenza de esta manera te lleva a tomar medidas que te devolverán a la alineación con tus valores. Esto suele significar tomar medidas para atender las necesidades no satisfechas.

Cuando entiendas que la vergüenza es una alarma, podrás entrar en un verdadero proceso de toma de responsabilidad. Empieza por prestar atención a la vergüenza cuando aparezca. Observa dónde vive en tu cuerpo, cómo se siente físicamente, a qué pensamientos viene asociada, sin juzgarla ni juzgarte. Identifica lo que hiciste que no estaba en consonancia con tus valores. Luego, utiliza la lista de necesidades universales para identificar las que no cuidaste como te hubiera gustado y las que entiendes que no fueron satisfechas para ti y para otras personas. Permítete hacer duelo de esas necesidades insatisfechas y que surjan el dolor y tristeza asociados. Para poder salir de la vergüenza, es importante darse ese espacio. Como siempre, si te genera preocupación o mucha incomodidad hacer el proceso, pide a una persona empática (no involucrada en la situación) que te acompañe.

Luego de haber hecho duelo de las necesidades insatisfechas, puedes volver a la auto-compasión, identificando las necesidades que buscabas atender con tus acciones, aunque no las hayan satisfecho.

Finalmente, decide qué acciones tomarás para volver a alinearte con tus valores. La toma de responsabilidad se completa elaborando un plan sobre cómo acceder a nuevas acciones o estrategias en una situación similar en el futuro y también acerca de cómo vas a chequear contigo y con la otra persona que estás honrando ese nuevo acuerdo.*

Practicar este proceso de responsabilización con casos leves de vergüenza te ayudará a ganar confianza en tu capacidad para enfrentarte a la vergüenza y confiar en ella como una señal de alarma, en lugar de tomarla como una crítica sobre quién eres. La vergüenza se convertirá simplemente en una luz indicadora parpadeante en el tablero de tu experiencia.


PRÁCTICA

Toma ahora un momento para reflexionar sobre algo que hayas hecho y frente al que aún tengas un sentimiento de vergüenza y considera cómo podrías aplicar este proceso de asunción de responsabilidad. He aquí un resumen:

  1. Nombra los sentimientos y sensaciones corporales asociados a la vergüenza.

  2. Identifica el comportamiento específico que te generó vergüenza (si no tienes claridad, observar tus pensamientos al respecto te puede dar un mayor entendimiento).

  3. Nombra los valores y necesidades no satisfechos por tu comportamiento. Utiliza la lista de necesidades universales.

  4. Identifica y toma tiempo para sentir y expresar las emociones que surjan en ti respecto a esas necesidades insatisfechas (proceso de “hacer duelo”).

  5. Cuando sientas alivio o un cambio de energía en ti, toma un momento para mirar las necesidades que buscabas atender con tus acciones, aunque no las hayan satisfecho, reconociendo de esta manera tu intención.

  6. Identifica las acciones que vas a emprender para alinearte con tus valores en relación a esta situación. 

  7. Elabora un plan para acceder a un nuevo comportamiento en una futura situación similar y para chequear contigo y con la otra persona ese acuerdo.

*Puedes escuchar el proceso guiado completo para resolver vergüenza (o culpa) en este episodio del podcast de Vi.

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