Seis maneras que te apoyan para recibir escucha
Esta Joya de Conexión está disponible en formato audio
Tener la experiencia de que te escuchan forma parte de los cimientos de cualquier relación sana. Cuando no tienes la sensación de que te están escuchando, puedes encontrarte acusando a la otra persona de estar haciendo algo “mal”. ¿Alguna vez te has oído decir lo siguiente? «Siempre haces que todo gire en torno a ti». «Estás tan a la defensiva». «Nunca escuchas». «No me entiendes». Decirle a alguien que lo está haciendo “mal” no suele inspirarle a que lo intente con más dedicación. En lugar de eso, lo más probable es que oigas una respuesta sobre lo que tú estás “haciendo mal”, algo como: «¡¿Por qué te quejas tanto?!». «Nunca lo haré bien para ti». «Tienes una actitud tan crítica…»
Sin una toma de conciencia, estos intercambios moldean la relación a lo largo del tiempo. Cuando no sabes cómo pedir que te escuchen de un modo que favorezca la conexión, dejas de compartir lo que es importante para ti. Y cuanto más te reprimes, menos te escuchan, más resentimiento acumulas y más reactividad se apodera de ti cuando por fin expresas algo. Tu reactividad estimula la reactividad de la otra persona y eso bloquea aún más la conexión. Este ciclo hace que cada vez experimentes más desconexión, soledad, resentimiento y anhelo de que finalmente te escuchen.
Cuando aprendes habilidades que te ayudan a asumir la responsabilidad sobre la escucha que quieres recibir, puedes interrumpir ciclos como el que describimos antes y crear conexión. Veamos las siguientes seis formas que te apoyarán para eso.
Clarifícate sobre el tema y las necesidades
Busca condiciones apoyantes
Respeta la autonomía
Comparte tu intención
Atiende a la seguridad emocional
Haz pedidos claros
Clarifícate sobre el tema y las necesidades
Cuando tienes claridad interna acerca de qué es lo más importante para ti que quieres que sea escuchado y qué otras necesidades esperas que se satisfagan con la conversación, es más probable que hables de un modo que favorezca la conexión. Si se trata de una conversación difícil, puede que primero tengas que sincerarte contigo sobre cualquier forma de reactividad que estés experimentando. Busca pensamientos que contengan palabras como «debería» o «tiene que», y cualquier juicio como «está teniendo una actitud desconsiderada y egoísta». Comprueba también las suposiciones que has hecho sobre los motivos de la otra persona, tales como «sólo quiere controlar las cosas” o “no cree que mis necesidades importen”. Si aparecen pensamientos reactivos de este tipo, busca primero la escucha o la empatía de otra persona por fuera de la situación. Esto te ayudará a centrarte en tus necesidades y a tener en cuenta también las necesidades de la otra persona.
Busca condiciones apoyantes
Cuando tengas claras tus necesidades, pregúntate qué condiciones y contexto te ayudarán a recibir la escucha que anhelas. Elegir condiciones apoyantes para la conversación puede ser especialmente fácil de perder de vista con las personas con las que vives. Por ejemplo, puede que tú quieras hablar del largo día que has tenido al llegar a casa, mientras que la otra persona justo quiere descansar y relajarse. Otras condiciones o contextos a tener en cuenta son: antes o después de comer, en la casa o en otro lado, en el sofá o dando un paseo, la hora o el momento del día, con otras personas alrededor o buscando un espacio más íntimo.
Respeta la autonomía
Pide un “sí” o un “no” auténticos sobre la disposición de la otra persona a escuchar. Para ello, comunícale el tema y las necesidades que esperas satisfacer. Podría sonar algo así: "Quiero hablar sobre nuestro nuevo proyecto y que me escuches sobre mis esperanzas al respecto y escuchar las tuyas. ¿Quieres hablar de ello ahora?". O, "Tengo algo sensible que quiero compartir sobre una conversación con mi madre. ¿Estás disponible para ofrecerme empatía?".
Es importante que tengas plena disposición a recibir un “no” (recordando que el “no” de alguien no es nada personal y que la persona simplemente está diciendo “sí” a otras necesidades en ese momento) si quieres recibir “síes” auténticos. Para ello, antes de hacer tu pedido, conecta con la abundancia de estrategias que hay (como ser momentos y personas) para satisfacer tu necesidad de escucha.
Respetar la autonomía compartiendo el tema y tus necesidades permite a la otra persona ofrecer su presencia libremente, si tiene disposición para ello en ese momento, y prepararse para escuchar de una determinada manera.
Comparte tu intención
Nombra tu intención por debajo de las necesidades puntuales que quieres satisfacer. Con suerte, tu intención fundamental es conectar y puede que haya una capa más sutil de tu intención que podrías ofrecer. Usando el ejemplo anterior, compartir tu intención podría sonar así: «Estoy pensando que compartir nuestras esperanzas sobre nuestro nuevo proyecto abrirá la puerta a más creatividad». Si debajo de tu intención encuentras algo de reactividad (que puedes identificar por tensión en el cuerpo o pensamientos como “quiero que me escuche, porque nunca me escucha, siempre soy yo la que escucha”), vuelve al punto 1 y busca empatía o date tiempo para autoempatía antes de seguir con la conversación.
Atiende la seguridad emocional
Cuando quieres que te escuchen respecto a necesidades insatisfechas en una determinada relación, es especialmente importante atender a la seguridad emocional. Ofrece reconforto o palabras que apoyen la seguridad en cuanto a tu interés por la otra persona y tu intención de conectar en lugar de culpar o criticar. El reconforto puede adoptar muchas formas y depende realmente de lo que le llega a la otra persona. He aquí algunas posibilidades:
“No estoy experimentando reactividad en este momento”.
“No te estoy culpando. Sólo quiero que la próxima vez las cosas vayan mejor para ambas partes”.
“Tus necesidades me importan”.
“Sé que tus intenciones son buenas”.
“Sé que te importa mucho nuestra amistad”.
“Veo que estás trabajando duro para hacer que esta relación funcione”.
“Sé que me amas”.
“Quiero hablar de esto porque nuestra relación es importante para mí”.
Haz pedidos claros
Comparte de forma clara y explícita lo que te daría la experiencia de escucha que anhelas en esa conversación concreta. He aquí algunos ejemplos:
“Quiero contarte algunas cosas en relación a que no me estoy sintiendo físicamente muy bien estos días y lo que más me ayudaría es que sólo me dieras un abrazo como respuesta”.
“Quiero compartir contigo mi experiencia con tu familia y, de momento, sólo busco escucha empática y que me reflejes lo que me escuchas decir”.
"Me pregunto si te apetece una reunión para charlar de nuestro proyecto. Me gustaría compartir la investigación que hice sobre los costos de nuestro viaje y escuchar tus ideas."
“Este es un tema súper delicado para mí, así que busco toda tu atención, quisiera que me ofrezcas contacto visual y que me tomes de la mano por unos minutos”.
“Siento mucha emoción por algo que voy a contarte y me gustaría celebrarlo contigo, tomando una pausa para decir en voz alta todo lo positivo de este acontecimiento”.
Muchas veces las personas no nos escuchan como quisiéramos porque no saben cómo o porque están “en piloto automático”. Cuando pides el tipo de escucha que quieres antes de compartir, expresas que respetas la elección de la otra persona, le das una sensación de tranquilidad y claridad sobre cómo apoyarte si dice que sí y así favoreces la posibilidad de recibir la escucha que quieres.
Aclarar la escucha que quieres desde el principio también te da un lugar al que volver cuando tu oyente va en una dirección diferente. Por ejemplo, recordar a la otra persona lo que quieres podría sonar así: "Estoy oyendo que tienes algunas ideas sobre lo que podría hacer y, por ahora, sólo busco empatía. ¿Querrías ofrecerme algunas suposiciones sobre mis sentimientos y necesidades?".
Cualquiera de estas seis estrategias puede ayudar mucho en una situación y no ser tan útiles en otra. Puede que ya hagas algunas de estas cosas en determinadas relaciones o conversaciones puntuales. Prestarles atención te ayudará a utilizarlas cuando más las necesites.
PRÁCTICA
Tómate un momento para reflexionar sobre un momento reciente en el que hayas recibido la escucha que deseabas. ¿Cuál de estas estrategias contribuyó a esa interacción?
También puedes enfocarte en una conversación en que tu necesidad de escucha quedó sin satisfacer (o una relación en la que esto pasa más a menudo de lo que quisieras) y preguntarte cuál de estas estrategias podría ayudar la próxima vez que estés en una situación similar. Elige una para tenerla presente y aplicarla la próxima vez que quieras recibir escucha.