Ayuda frente al abrumarse
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Si el abrumamiento te visita con demasiada frecuencia, es probable que te encuentres retrayéndote y tratando de crear las condiciones para estar en un ánimo más tranquilo y en paz. Cuando las condiciones son favorables, es posible que obtengas un breve respiro, pero el abrumamiento parece regresar sin importar lo que hagas.
Al examinar el funcionamiento interno del abrumamiento, probablemente encontrarás dos desencadenantes interiores principales: la desconexión de la capacidad de elección y el trauma no integrado.
Cuando te desconectas de tu sentido de la elección, en otras palabras, cuando te olvidas que puedes elegir momento a momento, la vida puede parecerse a una olla a presión. Las responsabilidades y compromisos que has aceptado parecen llegar más rápido de lo que puedes cumplir. Para interrumpir esta percepción de asedio es necesario volver a conectar con tu capacidad de elección. Aquí tienes algunas formas que pueden ayudarte a volver a conectar con esa capacidad:
Encuentra recursos en la energía de las necesidades. Nombra y conecta un momento con las necesidades universales que esperabas satisfacer cuando inicialmente aceptaste una determinada responsabilidad o compromiso.
Toma un tiempo para separar los hechos de tus percepciones y enfócate en lo que realmente está sucediendo. El abrumamiento te hará pensar que cada una de tus acciones es cuestión de vida o muerte. A menos que realmente te encuentres en una situación de crisis, puedes darte cuenta de forma consciente de que tú y las personas que te rodean están básicamente seguras, que no hay ninguna urgencia y que no todo depende de ti.
Busca personas que te alienten en tu elección, que te digan cosas como: «Puedes elegir con sinceridad lo que es mejor para ti». Este es un mantra que una estudiante pidió a todo el grupo que le repitiera en una clase recientemente. Quizás solo necesites personas compasivas que te animen y te recuerden que tú decides, y que es bueno para todo tu entorno que elijas exactamente lo que es adecuado para ti. (Efectivamente, cuando nos presionamos a tomar acciones porque pensamos que “deberíamos” hacerlas, frecuentemente creamos al mismo tiempo cierto resentimiento interno y las personas alrededor nuestro pagan en algún momento las consecuencias de esas decisiones inauténticas.) La capacidad de elegir con autenticidad suele estar relacionada con un sentido de valía o bondad, es decir, la confianza de que tienes la dignidad para elegir lo que te ayude a prosperar y a orientarte hacia una vida plena. Si te cuesta imaginar diciendo “no” a varias actividades que realmente no te enriquecen, puedes empezar por explorar este aspecto: ¿Qué parte de ti piensa que no tienes derecho a elegir en base a tus necesidades y no solo para satisfacer las de otras personas?
El segundo desencadenante interno importante del abrumamiento suele ser un trauma no integrado o no superado (recordemos que la palabra “trauma” puede incluir experiencias puntuales de muy alta intensidad así como también interacciones de algún modo más leves pero que nos afectan repetidamente a lo largo del tiempo). El trauma deja a su paso un sistema nervioso hipersensible. En psicología se llama hiperactivación. Esto significa que tu sistema nervioso responde con una alerta roja a situaciones o personas de tu entorno que en realidad no requieren tu atención y no suponen una amenaza. Los síntomas de un sistema nervioso hipersensible incluyen una respuesta de alarma elevada, palmas sudorosas, taquicardia, apagarse, mente confusa, entumecimiento, respiración superficial, paralización y retraimiento. Afortunadamente, el mundo de la sanación ha avanzado mucho en la comprensión y el tratamiento del trauma. Los métodos basados en el cuerpo para el tratamiento del trauma han demostrado ser increíblemente eficaces y pueden permitir la curación y la integración. La experiencia somática, fundada por Peter Levine, y el EMDR, fundado por Francine Shapiro, son dos modalidades bien desarrolladas para el tratamiento del trauma.
Las prácticas de meditación, como el escaneo corporal y seguir la respiración, son esenciales para llevar al cuerpo a un estado de reposo normal e interrumpir la respuesta al trauma.
Si te das cuenta que puedes tener trauma no procesado que se manifiesta por ejemplo a través de abrumamiento, puedes empezar por buscar prácticas como las que mencionamos para calmar tu sistema nervioso, además de buscar apoyo terapéutico con una persona profesional que conozca y esté preparada para trabajar el trauma.
Comprender los factores detonantes del abrumamiento sólo es útil en la medida en que se acompaña de compasión y amabilidad. La compasión por tu experiencia es la base de todo trabajo de sanación. Cada momento de abrumamiento es una oportunidad para observar tu experiencia con auto-compasión. Por ejemplo: «Me estoy empezando a abrumar. Es una situación difícil. Anhelo paz. Mi seguridad no está en riesgo por sentir abrumamiento, puedo acompañar ese sentimiento sin juzgarme ni resistirlo». Puedes tomar un momento para observar y nombrar tus sensaciones corporales, respirar conscientemente, tal vez repetir un mantra o una oración, hasta que vuelvas a acceder a tus recursos interiores y desde allí decidir tus próximos pasos.
PRÁCTICA
En el momento en q ue percibes algún nivel de abrumamiento tómate un momento para seguir tu respiración durante tres minutos. Luego, date cuenta de que estás a salvo y deja que tu cuerpo se relaje aún más. Vuelve a esta práctica a lo largo del día.