Cómo cuidar de ti en los encuentros familiares

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Probablemente sientas entusiasmo por la cercanía de las fiestas de fin de año. También puede que preveas que estarás frente a algunos desafíos relacionales, ya que tu estilo de vida, gustos o creencias pueden ser muy diferentes de los que tienen tus familiares. Y las diferencias pueden desencadenar juicios, conflictos e incomodidad, y a la vez pueden ser una oportunidad para practicar, aprender y crecer.

Antes de una reunión familiar, tómate tiempo para reflexionar sobre tus prácticas de expresión honesta, empatía, establecimiento de límites y autoempatía. Con la familia, puede que tengas la oportunidad de ver dónde se reactivan automáticamente en ti viejas dinámicas de relación y también dónde ya te has liberado y sanado y no reaccionas más. El atrapamiento en antiguas dinámicas de relación reactivas funciona como pulsar el botón de “play” en una grabación. Puede que notes pensamientos familiares como:

  • No puedo creer que él esté comiendo eso. ¿Qué pasa con su enfermedad cardíaca?

  • Si no se gastara el dinero en tantas cosas, no tendría tantas deudas. 

  • Mamá tendría que hacer más ejercicio, se sentiría mucho mejor si lo hiciera. 

  • ¡¿Cómo pueden ver tanta televisión?!

  • ¡¿Cómo pueden vivir así?! 

  • Esa perspectiva (sobre política, religión, etc.) revela ignorancia, tengo que decirles algo al respecto.

Experimentar tensión en tu cuerpo y notar la presencia de pensamientos como éstos, es una clara señal de que has estado demasiado tiempo fuera de la zona donde fluyes con facilidad. Tómate una pausa para recuperar tus energías: puedes dar un paseo por el parque, leer tu libro favorito en una cafetería, tomar una siesta breve, mensajearte con alguien con quien experimentas conexión y comodidad fácilmente, acariciar una mascota, etc. 

Una vez que te hayas revitalizado, puedes darte empatía por los sentimientos y las necesidades que hay detrás de esos pensamientos. Permítete sentir pena o tristeza cuando ves que las estrategias de tu familia para cuidar la salud, alcanzar la felicidad o incluso para conectar contigo no son tan eficaces como te gustaría. Vuelve a tu autenticidad recordando tus valores fundamentales, tu intención y cómo te has comprometido a manifestarte en el mundo. Amar a tu familia no significa esforzarte por mantener una falsa sensación de armonía. Sigue preguntándote cómo puedes aportar honestidad y establecer límites que sirvan a la vida manteniendo tu corazón abierto y compasivo.

Recuerda que cada persona en tu familia está haciendo lo mejor que puede en cada momento con lo que ve y los recursos que tiene. En lugar de dar consejos, ofrece empatía. En lugar de quejarte o juzgar, expresa tus sentimientos, necesidades y pedidos. Y si percibes que vuelves a entrar en reactividad, vuelve a tomar una pausa hasta que te recuperes y recobres tu centro.


PRÁCTICA

Antes de entrar en una reunión familiar, establece la intención de prestar atención al surgimiento de la reactividad en ti y haz un plan de autocuidado para cuando eso suceda. También puede ser útil imaginar interacciones recurrentes y planificar cómo vas a responder; por ejemplo, ofreciendo empatía, expresándote con honestidad, estableciendo un límite o tomándote un intervalo para cuidarte.