Cómo encontrar libertad satisfaciendo las necesidades de seguridad, intimidad y contribución

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Desde el marco del Diálogo Consciente y Compasivo, una de las formas más esenciales de permanecer adaptable y con acceso a nuestra creatividad en cualquier relación o situación es mantener la claridad sobre la diferencia entre las necesidades universales y las estrategias o acciones para satisfacerlas. Se trata de una perspectiva increíblemente empoderadora. Cuando encuentras o confías en ti para encontrar múltiples estrategias para satisfacer una necesidad dada, tienes agencia, creatividad, colaboración y mucho más.

Sin embargo, cuando se adhiere rígidamente una estrategia a una necesidad, habrá capas de mandatos internos conscientes e inconscientes para perseguir una estrategia a toda costa. Inevitablemente se instala una sensación de atascamiento junto con sus asociados: el miedo, el enojo y la desesperación.

Aunque se puede vincular cualquier necesidad con el apego a una estrategia concreta, hay tres necesidades particulares que suelen asociarse con un apego rígido a determinadas estrategias: seguridad, intimidad y contribución. Veamos cada una de ellas por separado.

Seguridad

Puede ser útil empezar nuestra reflexión sobre la seguridad distinguiéndola de la protección. La protección puede definirse simplemente como estar libre de daños físicos, energéticos o emocionales. La seguridad se refiere más concretamente a la sensación de confianza en que las necesidades se verán satisfechas de forma constante a lo largo del tiempo o en que se podrá mantener una sensación de bienestar. Cuando la protección y la seguridad se mezclan, las estrategias para satisfacerlas pueden volverse aún más rígidas. 

Efectivamente, en diversas oportunidades, cuando no logramos identificar nuestra necesidad subyacente más profunda, solemos apegarnos más a las estrategias, que usualmente no terminan de satisfacernos, porque nuestra búsqueda apunta a otra necesidad que la que parece movilizarnos. En esos casos puede entrarnos algo de desesperación por la experiencia de vulnerabilidad que brota de la necesidad subyacente no identificada. En cambio, cuando realmente tocamos la necesidad profunda, allí se nos expande la consciencia y podemos conectar más fácilmente con la variedad de estrategias que tienen la real capacidad de satisfacer nuestro anhelo profundo.

Las estrategias rígidas más comunes asociadas a la necesidad de seguridad son:

  • Dinero: unos ingresos determinados o cierta cantidad en ahorros.

  • Empleo/Carrera

  • Pareja o vínculo íntimo

  • Familia de origen

  • Posesión de cosas materiales.

Puede que digas: «Sí, pero así es como se satisface la necesidad de seguridad». El propósito aquí no es decir que éstas son de alguna manera “malas” estrategias para satisfacer la necesidad de seguridad. El propósito es notar el apego que tienes a estas estrategias. Cuanto más te aferras a ellas, más ansiedad, desesperación y enojo puedes experimentar ante la más mínima sensación de amenaza. Se puede notar eso por ejemplo en nuestras reacciones intensas ante cambios en nuestra economía o ante desconexión en una relación íntima o familiar.

El simple hecho de recordar todas las demás cosas de la vida que contribuyen a la sensación de seguridad puede ayudar a aflojar el apego; tal vez cosas como las amistades, la comunidad, la salud, una vecindad amistosa, los conocimientos o ciertas habilidades.

La seguridad también puede encontrarse en una práctica espiritual comprometida. Aprender a confiar en “algo más grande” e inclinarse hacia una sensación de seguridad más sutil pero profunda, basada en tu relación con la vida, puede permitirte afrontar los asuntos cotidianos relacionados con la seguridad con una sensación de tranquila amplitud.

Intimidad

Si tienes una sensación de agotamiento o estancamiento en torno a la intimidad, es muy probable que detrás de tu anhelo de intimidad en el fondo estés buscando sanación. Para todo ser humano existen experiencias fundamentales universales que es necesario vivir para crecer en un sentido de plenitud. Cuando no eres consciente de ello, es probable que vayas en busca de la “experiencia que te falta” y, en el proceso, pierdas verdaderas oportunidades de intimidad. Confundir una necesidad de sanación con una necesidad de intimidad a menudo conduce a estrategias trágicas para satisfacer la necesidad de intimidad, de la misma manera que describimos más arriba. He aquí algunos ejemplos:

  • La idea de que sólo una persona puede satisfacer tu necesidad de intimidad puede ser una estrategia rígida. Esta persona puede ser alguien con quien estás actualmente, alguien de tu pasado, alguien inaccesible o simplemente una persona imaginaria que esperas que llegue algún día. Al apegarte a una sola persona como tu única estrategia para satisfacer tu anhelo de intimidad, limitas tus posibilidades de recibir lo que tanto deseas.

  • Tal vez tienes una serie de normas con respecto a cómo deben ser las interacciones, y cuando interactúas con alguien lo estás midiendo según esas normas. Es decir, no permitirás ningún tipo de conexión a menos que la interacción sea exactamente la correcta. De la misma manera, esa búsqueda de perfección restringe tus posibilidades de satisfacer tu necesidad de intimidad.

  • Creer que la intimidad tiene que seguir una estructura determinada, como la frecuencia y la duración del contacto, ciertos tipos de experiencias compartidas que se producen en entornos concretos, es otra forma de estrategia trágica que bloquea lo que realmente anhelas.

  • Pensar que la otra persona tiene que tener ciertas creencias, cualidades, habilidades, capacidades y conocimientos antes de que la intimidad sea posible, limita de igual manera tus chances de recibir lo que buscas.

Una vez más, lo importante es recordar que, en la mayoría de los casos, es tu apego a estas estrategias y no las estrategias en sí lo que crea el estancamiento.

Contribución

La contribución significativa es increíblemente importante para sentirse con alegría y paz hacia nuestra propia persona y para crear una comunidad sana. Pero cuando la contribución se carga de culpa, resentimiento, obligación y deber, resulta doloroso para todas las partes. Marshall Rosenberg, fundador de la Comunicación NoViolenta, decía a menudo: “Nunca hagas nada que no sea juego”. Es fácil malinterpretar esto como una directiva para centrarse en buscar el placer y la comodidad y por supuesto, no creemos que Marshall se refiriera a eso.

Vivir la vida desde la energía del juego significa estar en contacto con lo que es más importante para ti y cómo lo que haces está al servicio de eso. 

Muchas veces simplemente olvidamos que, en muchas acciones que elegimos hacer, la contribución es la necesidad subyacente. Ofrecimientos como ser miembro de una junta directiva, desempeñar un papel en tu comunidad espiritual, hacer servicio voluntario, pueden transformarse fácilmente en puntos de tu lista de cosas por hacer. Cuando adquieren esta cualidad, parecen inamovibles. Recuerda que hay muchas formas de contribuir, y si la que elegiste inicialmente no funciona, puedes renegociar contigo para encontrar una que sí lo haga.

Si te encuentras luchando por satisfacer una necesidad concreta, si te oyes decir que estás en una especie de bloqueo o atascamiento o si una necesidad específica parece surgirte con frecuencia, puede resultarte útil nombrar todas las formas en las que estás intentando satisfacer esa necesidad, todos los modos en los que ya lo estás haciendo y todas las posibilidades que estás descartando. Incluso la lluvia de ideas sobre estrategias aparentemente inaccesibles para satisfacer necesidades puede ayudarte a encontrar flexibilidad y amplitud en lugares en los que, de otro modo, podrías bloquearte.


PRÁCTICA

Dedica un momento a identificar una necesidad que satisfaces con confianza. ¿Cuántas estrategias diferentes tienes para satisfacer esa necesidad?

Ahora elige una necesidad que te cuesta más considerar satisfecha. ¿Cuántas estrategias diferentes tienes para atender esa necesidad? Si te das cuenta que te estás apegando a una o a unas pocas estrategias, tómate el tiempo de conectar con la necesidad desde la energía de la abundancia, imaginando cómo se siente tenerla satisfecha, e invita a que surjan en ti nuevas ideas para cubrirla. Escribe todas las ideas que vengan, aunque inicialmente no parezcan viables, y cuando ya no surjan más, recién evalúa cuáles te gustaría especificar e implementar. 

Si no logras imaginar la necesidad satisfecha, es probable que primero necesites darte auto-empatía o recibir empatía de otra persona y hacer duelo* de las veces que no fue atendida esa necesidad, antes de poder volver al ejercicio propuesto.

*Hacer duelo: Una expresión que usamos en DCC y CNV para hacer referencia al proceso de permitirnos sentir y aceptar el dolor o la tristeza relacionada con una o más necesidades insatisfechas en un momento y situación determinada. Lo vemos como un proceso que nos permite salir de un estado de estancamiento en relación a una estrategia dada reconectándonos con la necesidad subyacente.

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