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¿Alguna vez has deseado tener un poco más de espacio vital en una relación cercana o íntima? Desde tu perspectiva, se acercan tanto que desearías tener algo de aire para poder respirar un poco.

La otra persona, por otro lado, se siente dolida porque desea más intimidad y percibe tu pedido de espacio como una forma de rechazo o falta de interés. Te das cuenta de que este conflicto se repite en pequeñas y grandes cosas. Quieres poder pedir espacio y al mismo tiempo tener la experiencia de que la otra persona confía en que te importa y que la amas.  

Son momentos en que parecería que las necesidades están en conflicto, pero sabemos que las necesidades nunca entran en conflicto; el conflicto reside en las estrategias para satisfacerlas. Cuando se dispone de múltiples estrategias para satisfacer una misma necesidad, es más fácil negociar y encontrar soluciones satisfactorias.

Así que cuando quieras pedir espacio, primero identifica las necesidades universales que esperas satisfacer al tener más “espacio”. Revisa lentamente la lista de necesidades sin perder de vista tu pedido original de espacio. Identificar tus necesidades te permitirá tener más claridad sobre si esa estrategia (de pedir espacio) podrá satisfacerte realmente. Por otro lado, el simple hecho de poder expresar tu necesidad más profunda cuando haces un pedido de espacio ayudará a que puedan conectar con la otra persona. 

Además, recuerda expresar con especificidad qué significa tomar espacio para ti: ¿Es tiempo a solas? ¿Es estar en la misma habitación haciendo cosas por separado? ¿Se trata de tomar algo de distancia física real? Identifica una variedad de formas en las que lo que llamas espacio podría cubrirse para ti. Tener múltiples estrategias para satisfacer cualquier necesidad particular te permite entrar en negociación y colaboración, y mantener la ecuanimidad.

Podría pasar que esta reflexión te lleve a descubrir que tu pedido de espacio es en realidad una estrategia desde la intención de “alejarte” o “castigar” a la otra persona por algo que te ha dolido o incomodado y no has logrado expresar todavía. En ese caso, toma un tiempo para reflexionar en cuál fue el estímulo de tu malestar, cómo lo interpretaste, y qué sentimientos y necesidades están vivos en ti en torno a esa experiencia. Puedes hacer esto con un proceso de autoempatía o pedirle empatía a una tercera persona sobre el tema. Después de eso tendrás más claridad sobre lo que está pasando en ti y cuál es el pedido real que quieres hacer en este momento (¡tal vez ya no sea tomar espacio!) 

También puedes preguntarle a la otra persona cuáles son sus necesidades cuando te pide más cercanía. Acercarse no siempre tiene que ver con la intimidad o la conexión. A menudo, hay otras necesidades en juego, como la seguridad, la aceptación y el amor. Puedes pedirle a la otra persona que revise la lista de necesidades. O bien, puedes hacer algunas suposiciones empáticas. Una vez que haya identificado la necesidad, pregúntale qué otras formas hay de contribuir a satisfacerla. Probablemente haya muchas formas de satisfacer esa necesidad que no estimulen en ti reactividad ni irritación.

Por último, cuando un conflicto se repite en tu vida (incluso en distintas relaciones), eso suele significar que es necesario realizar un trabajo de sanación. Identificar las necesidades presentes te da pistas sobre la naturaleza del trabajo de sanación. El trabajo de sanación pendiente sin resolver puede dar lugar a intentos de controlar a alguien cercano a ti para que no toque esos puntos delicados, pero eso no te ayuda a sanarte ni a resolverlo. Recuerda que el trabajo de sanación de tus heridas es tu responsabilidad. No es responsabilidad de nadie más acomodarse indefinidamente a esos puntos sensibles por ti. Por otro lado, si has identificado la sanación que necesitas hacer y está en proceso, y la otra persona lo sabe, es probable que esté dispuesta a acceder a tus pedidos con el fin de ofrecerte un especial cuidado mientras el trabajo de sanación va progresando.

Si te das cuenta que te hace falta hacer un trabajo de sanación en torno al espacio y a la intimidad, date un tiempo para imaginar cómo quieres empezar. Este tipo de trabajo usualmente requiere de espacios de autoconexión y escucha transformadoras como una terapia o un proceso de empatía profunda que contribuyan a sanar heridas antiguas y encontrar nuevas estrategias y hábitos de relacionamiento.


PRÁCTICA

Tómate un momento para reflexionar sobre cualquier interacción en la que hayas pedido o deseado pedir espacio. Revisa la lista de necesidades e identifica cuáles son las que intentabas satisfacer o cuidar pidiendo espacio. Ahora pregúntate qué otras estrategias se te vienen para satisfacerlas? Y, si pedir espacio sigue siendo tu preferencia, ¿cómo podrías hacer un pedido afirmativo, claro y específico al respecto?

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Cómo escuchar necesidades insatisfechas de otra persona sin ponerse a la defensiva