Cómo responder desde tu centro en vez de defenderte

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A veces te parece que, independientemente de lo que digas o hagas, personas cercanas a ti creen que las estás juzgando, o malinterpretan tus intenciones. Si esas personas están lo suficientemente centradas como para pedirte que aclares lo que estabas pensando, tienes la oportunidad de que te escuchen y, con un poco de suerte, esto ayuda a establecer una conexión. Pero si compartes tu intención o sentir y siguen sin confiar en tu expresión, es probable que empieces a sentir frustración y a ponerte a la defensiva. Es doloroso que no te vean por tus buenas intenciones. En medio de los intercambios, puede que te sientas en un terreno resbaladizo, con miedo acerca de cómo serán recibidas tus acciones y palabras. O tal vez te encuentres perdiendo la paciencia y emitiendo críticas, en cuyo caso, las acusaciones que te hacían se convierten en profecías autocumplidas. 

¿Cómo puedes romper el ciclo de ponerte a la defensiva y volver a centrarte en la verdad de tus buenas intenciones? Quizá el recurso más sencillo para evitar defenderte sea reconocer que no tienes por qué hacerlo. Una estudiante de Diálogo Consciente y Compasivo, llamémosla Laura, nos dijo hace poco que cuando su pareja le preguntaba si lo estaba juzgando, ella le explicaba lo que estaba pensando y sintiendo y que no le estaba juzgando, y entonces empezaba a resentirse por "tener que probar su inocencia". Le ofrecimos la posibilidad de que simplemente respondiera con: "No, no te estoy juzgando". Y que si su pareja deseaba entonces más información, fuera él quien se tomara el trabajo de decidir qué información específica cubriría sus necesidades de claridad y tranquilidad. De este modo, la otra persona asume la responsabilidad de sus interpretaciones, en lugar de que Laura lo haga intentando demostrar sus buenas intenciones. 

En un nivel más sutil, cuanta más conexión tengas con tu propio sentido de bondad inherente, menos desesperación experimentarás por que otras personas vean y confirmen esto acerca de ti y por lo tanto menos tenderás a reaccionar cuando otras personas asuman intenciones de juicio o crítica en tus expresiones. Cuando vivimos con confianza en nuestra propia bondad, es más fácil escuchar las dudas de otras personas como algo suyo, que tiene que ver con ellas y sus necesidades universales, en lugar de con nuestro ser. Recuerda que todo lo que hacemos y decimos está motivado por nuestras propias necesidades y valores universales. Por eso, cuando una persona cercana a ti interpreta que le estás juzgando, probablemente eso esté motivado, por ejemplo, por necesidades de aceptación, tranquilidad o seguridad emocional. Desde esta conciencia, Laura podría empezar por ofrecerse autoempatía y afirmar para sí misma su buena intención y la ausencia de juicios en su conciencia en ese momento. Y luego, una vez enraizada, podría responder a su pareja con empatía. Si él pregunta: "¿Me estás juzgando?", ella podría por ejemplo responder: "¿Quieres sentirte seguro de que te acepto como eres?". Si esta suposición empática es demasiado vulnerable para que la reciba su pareja, puede que él exprese su propio juicio y diga algo así como: "Bueno, deberías ser más tolerante". Si esto ocurre, Laura se enfrentará al desafío de recordar que detrás de cualquier afirmación del tipo "deberías", como de cualquier otro tipo de expresión, hay todo un mundo de observaciones, pensamientos, sentimientos, necesidades y pedidos. Recordar esto le ayudará a no tomarse el comentario como una acusación o una crítica. De esa manera no necesita “creer” en lo que escucha o discutir con eso, sino que puede sentir curiosidad por saber qué estimula la inseguridad de su pareja.

Ella también podría responder con una expresión honesta diciendo, por ejemplo: "Al oírte decir eso, me siento desconectada y confundida y me gustaría entender a qué te refieres. ¿Podrías decirme qué está pasando en ti en el momento en que me dices eso?".

Y si se siente realmente centrada, Laura también podría mirar en su interior con curiosidad y compasión para ver si había algún malestar en ella al momento de expresarse que pudiera haberse manifestado como juicio en sus palabras, su lenguaje corporal o su tono de voz. Cuando nuestro cuerpo experimenta tensión, o cuando sentimos preocupación o incomodidad, si no somos conscientes de eso y no lo nombramos, esa energía puede ser malinterpretada por las otras personas como un juicio o un “culpar”. Nombrar en voz alta esta zona de nuestra experiencia puede ayudar a crear transparencia y autenticidad en la conexión, además de ofrecer claridad y cierta tranquilidad a las otras personas. 

Que malinterpreten tus intenciones y te pregunten repetidamente si estás juzgando puede ser agotador y una fuente de tensión en cualquier relación. Si se trata de una situación recurrente con una persona cercana a ti, puedes empezar dándote autoempatía o recibiendo empatía de alguna otra persona antes de intentar responder de forma diferente a la situación. Una vez que sientas mayor enraizamiento y tengas confianza en que puedes probar algo nuevo, las siguientes opciones pueden ayudarte para la próxima vez que notes que te pones a la defensiva:

  1. Respira conscientemente y conecta con tu corazón.

  2. Tómate un momento para conectar con la verdad de tu propia bondad y de tus buenas intenciones. Recuerda que siempre estás tratando de hacer lo mejor que puedes con lo que ves y los recursos que tienes disponibles en ese momento. 

  3. Después, tómate un momento para conectar con lo importante que puede existir en el corazón de la otra persona detrás de su pregunta o comentario. ¿Quizás no es una acusación? Recuerda que, aunque pueda parecer personal, en realidad no se trata de ti.

  4. Intenta una nueva forma de respuesta:

    • Responde a la expresión de manera breve y deja que la otra persona tome la responsabilidad de pedirte lo que le haga falta para obtener más claridad o cubrir alguna otra de sus necesidades.

    • Responde con empatía adivinando sus posibles sentimientos y necesidades.

    • Expresa con sinceridad lo que te pasa cuando escuchas su pregunta o comentario y haz un pedido para obtener claridad o comprensión.

    • Mira en tu interior con curiosidad y compasión e identifica si una reacción interna tuya puede haber pasado desapercibida para ti y haber sido recibida como un juicio por la otra persona, y luego compártela en voz alta.


PRÁCTICA

Esta semana, nota cuando empiezas a ponerte a la defensiva. Observa cómo tu cuerpo se tensiona y empiezas a sentir desesperación por que la otra persona te entienda o vea tus buenas intenciones. Observa cómo empiezas a explicar tu comportamiento y a dar todas las buenas razones por las que dijiste algo o hiciste lo que hiciste. Pregúntate: "¿Es esto lo que quiero estar haciendo ahora mismo? ¿Me está ayudando realmente?". Si la respuesta interior es “no”, elige entonces una de las opciones anteriores para practicar un modo diferente de respuesta y observa lo que ocurre.