Cómo sanar y reparar un vínculo después de un comentario que estimuló reactividad

Esta Joya de Conexión está disponible en formato audio

Quizás te ha pasado que alguien de algún modo cercano a ti, en un momento de discusión acalorada, se enojó e hizo un comentario que te resultó realmente difícil escuchar y ahora el recuerdo de sus palabras te atormenta. Te encuentras repitiéndolas continuamente dentro tuyo y reviviendo el impacto. Tal vez hasta reevalúas experiencias pasadas con esa persona a la luz de este comentario. Y aunque quizás la persona en cuestión ya se disculpó y te aseguró que sus palabras no significan nada, todavía sientes dolor y no logras seguir adelante. ¿Cómo puedes superarlo? 

Hay tres cosas que podrían ayudarte:

Lo primero a considerar es que es probable que lo que escuchaste haya estimulado tus propias inseguridades o heridas que no han sanado aún. De algún modo el comentario está relacionado con algo en ti que está esperando ser integrado. El comentario vuelve a aparecer una y otra vez en tu mente como una forma de dirigir tu atención hacia tu propia sanación. Invitarte a hacer una pausa, sentarte en silencio y enfocar tu atención en la sensación de dolor e incomodidad, sin dejar que te arrastre tu historia sobre lo sucedido es el primer paso para conectar con lo que el comentario tocó en ti. 

Si al principio te sientes demasiado vulnerable para hacer esto en soledad, pide a alguien con capacidad de ofrecer empatía que te acompañe sin ofrecerte juicios o consejos mientras exploras y expresas tu experiencia en relación al comentario. Puedes comenzar compartiendo sensaciones corporales, observar y describir dónde se localiza el dolor dentro de ti y cómo se ve o se siente. La persona que te acompaña puede reflejar tus palabras como un espejo para ayudarte a profundizar en tu experiencia interna. 

Una vez que puedas nombrar esta parte de tu experiencia, acércate a ella con un sentido de amabilidad y aceptación. Recuerda que el sufrimiento es parte del ser humano y que no hay nada de malo en sentirse así. Todas tus experiencias internas son válidas. Si sientes que es demasiado para ti en ese momento el lograr ser amable hacia tu propia persona y aceptar lo que sientes, imagina a una persona con la que tienes una relación de amor, un ser espiritual o una mascota querida, ofreciéndote amor y compasión en ese momento. 

Una vez que hayas nombrado las sensaciones corporales y logrado invocar esa aceptación y amorosidad en ti, usa la lista de sentimientos y necesidades para identificar esos aspectos de tu experiencia. Podría sonar así: “Veo que hay una parte de mí que se siente frustrada de que esto me siga surgiendo, porque tengo necesidades de alivio y sanación. Y también sé que puedo estar aquí, que es parte de la experiencia humana y puedo aceptar mi experiencia con calidez”.

Si notas que tu mente sigue atrapada en el culpar y/o el autojuicio, date más tiempo y espacio para estar con tu experiencia interna y acompañarla, o busca más empatía sobre este tema antes de pasar al siguiente paso. 

Lo segundo que puedes considerar y que puede ayudarte, es intentar imaginar la experiencia profunda de la otra persona. Cuanto más puedas conectar con lo que realmente sucede en su corazón, más podrás separarte de sus comentarios, comprender que no es personal y que realmente no tiene que ver contigo. Por debajo de sus palabras, están sus propios sentimientos y necesidades que, como los tuyos, también son válidos. Después de vivenciar suficiente cantidad de autoempatía o de recibir empatía de otra persona, encontrarás más disponibilidad y curiosidad en ti para conectar con la experiencia interna de la otra persona con este nivel de profundidad.

Sin embargo, a veces aun cuando encuentras suposiciones empáticas sobre la otra persona, tienes dificultades para acceder a la compasión. En este caso, ayuda traer al corazón y a la mente, con la mayor profundidad que puedas, el contexto de vida del dolor de esa persona cercana; y notar que es de ahí de dónde surge su comentario. Con frecuencia, esto implica entender el modo en que recibió heridas durante la niñez o en otros momentos significativos de su vida. Aquí estamos en un terreno delicado. Si no lo haces con consciencia, puedes caer en un análisis de la otra persona que termina llevándote a una zona de juicios, más o menos explícitos. Si notas que te estás perdiendo en medio de nuevos juicios, empieza de nuevo por la autoempatía. A veces sucede que alguien empieza a ofrecerle empatía a otra persona y de repente empieza a perderse en sus juicios. Nombrar el juicio por lo que es y volver a traer compasión hacia tu propia persona te ayudará a volver a tu corazón. 

Por último, la reactividad también se queda cerca cuando no se establecen acuerdos o planes claros para las interacciones futuras. Suele no ser suficiente que esa persona te prometa que no volverá a decir algo como lo que dijo, especialmente si no es la primera vez que sucede. 

Un acuerdo real acerca de cómo hacer algo diferente la próxima vez, que les permita salir de la reactividad, surge de la combinación de tres factores:

  • Ambas partes aceptan que es probable que vuelvan a estimularse mutuamente en relación al mismo tema y del mismo modo.

  • Expresan la intención de honrar los sentimientos de cada persona y sus necesidades en esa situación en particular. Esto significa que la otra persona realmente entiende el impacto de sus palabras en ti, y tú conectas verdaderamente con sus sentimientos y necesidades detrás del comentario reactivo. 

  • Encuentran dentro suyo un deseo genuino de comportarse de otra manera en una situación similar en el futuro, y esto se traduce en una acción específica y realizable (como tomar un momento para hacer tres respiraciones conscientes, pedir una pausa en la interacción, expresar sentimientos, necesidades y pedidos, etc.)

Llegar a un nuevo acuerdo requiere de paciencia y creatividad. Muchas veces vemos que las personas se conforman con un acuerdo basado en las necesidades de sólo una de ellas, o se establecen acuerdos vagos más parecidos al deseo de no volver a entrar en reactividad. Les animamos a disponer de tiempo y espacio para hacer una lluvia de ideas nuevas y posibles vías de acción conjunta, que tomen en cuenta las necesidades de ambas partes, antes de establecer un acuerdo específico, realizable y auténtico. Y también que luego fijen un tiempo en el que van a chequear si el acuerdo satisface las necesidades de ambas partes o si podría ajustarse de algún modo. 

Si la otra persona no está dispuesta o disponible para llegar a un acuerdo contigo, podrías tomarte un momento para pensar nuevas vías de acción para ti, basándote idealmente en las necesidades que están vivas en la situación, tanto las tuyas como las de la otra persona. Recuerda que las interacciones que surgen de la reactividad raramente contribuyen a la conexión o la vida, por lo que cualquier vía de acción que provenga de un lugar centrado y compasivo en ti, beneficiará de por sí a ambas partes y a la relación. 

Encontrar confianza y seguridad emocional después de un comentario reactivo y doloroso requiere de una atención enfocada y de una disposición a mirar lo que es doloroso para ambas personas, para encontrar un nuevo camino. Sin esta atención y acción directa, los comentarios reactivos se acumulan, vuelven tóxica la base de la relación y con el tiempo se vuelven más difíciles de resolver. Lo contrario también es cierto: cuanto antes se vuelvan hacia un comentario reactivo con la intención de repararlo, más rápido y sencillo les resultará de procesar y sanar.


PRÁCTICA

Toma un momento para traer a tu conciencia un comentario de alguien cercano que haya estimulado reactividad en ti. Date el permiso de estar un tiempo en ese dolor e incomodidad, respira en ellos tres ciclos completos de inhalación y exhalación, observando dónde viven y cómo se ven y se sienten. Encuentra cuál es la necesidad subyacente que requiere de tu atención. Registra si hay algo que te gustaría procesar y transformar. Si estás en medio de un día en el que tienes muchas actividades, ponte un recordatorio para volver a eso más tarde y completar los pasos que se describen arriba, empezando por ofrecerte autoempatía (o recibir empatía de alguien), conectando luego con la experiencia interna de la otra persona desde tu corazón y, por último, dando tiempo y espacio a que surjan nuevos acuerdos. 

Si tienes la sensación de que la relación en la que estás pensando ya tiene una “base tóxica” de múltiples situaciones de desconexión sin reparar, quizás quieras recurrir a un proceso más profundo de reparación de vínculos y/o pedir apoyo de una tercera persona que pueda acompañarte o acompañarles con empatía en ese proceso.