Algunas claves para cultivar seguridad en tu vínculo íntimo

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Las investigaciones sobre parejas muestran que aquellas que tienen una relación segura tienen discusiones más breves, menos intensas y de las que se recuperan más fácilmente. Quizás pienses que esto es obvio. Sin embargo, pone de relieve la importancia de la seguridad emocional. 

Construir y mantener un vínculo seguro con tu pareja requiere una intención consciente y una acción consistente. Podrías pensar en cuidar este vínculo como lo harías con una planta: prestándole atención con regularidad, constancia y cariño, según sus necesidades. Si a menudo te olvidas de regarla, la expones a más sol del que necesita o la pisoteas accidentalmente... tu planta no prosperará y, con el tiempo, podría marchitarse. Esto no es tan sencillo en un mundo que te mantiene con distracciones y viviendo como un sonámbulo. 

Por ejemplo, puede que te encuentres frente a la computadora con tu mente focalizada en responder correos electrónicos del trabajo cuando tu pareja llega a casa por la noche. Si los correos se han convertido en tu mundo, has caído en un “trance” que te empuja a responder esos correos inmediatamente y a no levantarte hasta que hayas terminado. En este estado de trance, el simple hecho de interrumpir lo que estás haciendo para levantarte y saludar a tu pareja te parece tan difícil como mover una montaña. Y el no hacerlo podría no atender las necesidades de la otra persona de ser vista, importar, conexión, consideración, etc.

Lo contrario de vivir en un estado de “trance” es responder a lo que se necesita o apoya la vida en el instante presente. Darse cuenta de lo que es importante en cada momento requiere dejar ir lo que estaba sucediendo en el momento anterior. A esto se le llama flexibilidad mental. Significa, por ejemplo, que logras redirigir tu atención fácilmente, que realmente puedes elegir cómo y hacia dónde dirigir tu atención. No estás a merced de una sensación inventada de urgencia en torno a las listas de tareas pendientes y de lo que crees que “debería” suceder.

Acordar con tu pareja que se saludarán entre 5 y 10 minutos después de llegar a casa puede ser una manera de mostrar que la conexión es una prioridad. En ese saludo pueden intercambiar cariño y atención, y aclarar si van a compartir más esa noche y cómo lo harán. 

En términos generales, esta flexibilidad mental te permite responder a las necesidades a medida que surgen. Esto crea una sensación de seguridad en cualquier relación, porque tus respuestas tendrán sentido y serán coherentes con la realidad del momento.

En el pequeño mundo de la vida cotidiana con tu pareja, los simples gestos de presencia tienen un gran impacto. Preguntar cómo ha ido el día, saludarse al llegar a casa u ofrecer un poco más de amabilidad o consuelo son formas importantes de contribuir a crear un vínculo seguro con tu pareja. Cosas tan sencillas como éstas transmiten cariño, consideración, atención y cuidado. 

Si notas resistencia a estas ideas, es posible que estés necesitando que te reconforten, asegurándote que tus necesidades también se tendrán en cuenta y que tú también importas. Quizás sientas dolor por no haber satisfecho tus necesidades y, por lo tanto, no tengas la inspiración necesaria para esforzarte en contribuir a satisfacer las necesidades de tu pareja.

Los principios del Diálogo Consciente y Compasivo y de la Comunicación NoViolenta sostienen que las necesidades no compiten entre sí. Más bien, en esta dolorosa situación de necesidades insatisfechas, las estrategias establecidas para la mutualidad o reciprocidad no están funcionando. Experimentar resistencia a brindar atención a tu pareja es a menudo una señal de que es hora de revisar esas estrategias. Y para ello, puede ser necesario que primero recibas empatía de una tercera persona o darte autoempatía para reconectar con tus ganas de dar y contribuir y al mismo tiempo tener el espacio interior para conversar sobre las necesidades de ambas partes. 

Otras formas sencillas de fomentar y mantener un vínculo seguro, que pueden facilitar el acceso a la reciprocidad, son la mirada silenciosa, los abrazos, los encuentros para ofrecerse escucha o empatía y el intercambio diario de muestras de valoración mutua y gratitud.

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PRÁCTICA

Esta semana, cada vez que te encuentres con tu pareja, practica prestarle toda tu atención y afecto con un saludo con presencia. 

Si notas resistencia en ti al hacerlo, o imaginas que lo haces por obligación, te invitamos a que primero te ofrezcas autoempatía para identificar qué necesidades no han sido atendidas con regularidad y permitirte sentir el dolor o tristeza asociada a ese hecho (“hacer duelo”). 

Luego, cuando sientas que tu corazón está más abierto, podrás sentarte con la otra persona y acordar una rutina que satisfaga las necesidades de ambas partes.